El nivel de agresividad está vinculado al entorno que la estructura está localizada.
Las vibraciones, calor, frío, humedad, electricidad, presiones anormales, radiaciones ionizantes y radiaciones no ionizantes son considerados agentes nocivos que acarrean daños a la salud a la integridad física de quienes trabajan en ambientes con alta exposición a estos factores, pero algunos de estos agentes también pueden perjudicar la durabilidad de determinados materiales de construcción en obras de infraestructura, como el concreto, por ejemplo.
Otros factores que también perjudican la durabilidad de las estructuras de hormigón, además de los impactos ambientales, son los que ocurren en determinadas fases del proyecto, como producción, caracterización, preparación, ejecución y mantenimiento de la materia prima.
El lugar donde la edificación será construida será determinante para el nivel de agresividad que esa construcción sufrirá e influirá directamente en las especificaciones del concreto y de las protecciones que servirán de alcance para obtener la durabilidad pretendida.
Las estructuras de hormigón deben ser diseñadas y construidas de modo que bajo las condiciones ambientales previstas en la época del proyecto y cuando se utilizan conforme a lo previsto en diseño, conservan su seguridad, estabilidad y aptitud en servicio durante el período correspondiente a su vida útil.
Por ejemplo, en un área rural, el riesgo de deterioro será insignificante en comparación si la edificación está en un ambiente costero que recibe salpicaduras del mar.
La calidad del concreto, ya sea en estado fresco o endurecido, está fuertemente afectada por las condiciones ambientales, en particular la temperatura, la humedad relativa del aire y la velocidad del viento. La falta de control de estas variables puede ser la causa de una serie de problemas.
Toda estructura de hormigón, en cualquier ambiente, es propensa al deterioro. Sin embargo, cuanto más fuerte es la agresividad del medio, más rápido y más intenso puede ser ese proceso. Según las norma de rendimiento, la vida útil del proyecto (VUP) mínima para las estructuras de hormigón debe ser igual o superior a 50 años.
Uno de los factores más agresivos al concreto, en la naturaleza, es la variación y salpicaduras de marea.
En cuanto a las sustancias industriales, los ácidos se destacan como los más agresivos.
Las acciones y reacciones internas entre la pasta de cemento y algunos agregados reactivos también promueven el deterioro. Es posible observar a través de las manifestaciones patológicas, como manchas de corrosión (óxidos), fisuras, eflorescencias (manchas blancas) y otros.
Los cloruros, presentes en la brisa y en el agua marina, penetran en los poros del hormigón y despiertan las armaduras propiciando la corrosión. Otros agentes que agreden las armaduras, son: oxígeno y dióxido de carbono.
Al realizar este estudio y elegir concretos específicos para su proyecto, con elevada resistencia química y física, es posible evitar dolores de cabeza con problemas futuros en las obras de infraestructura.